Los Renglones Torcidos de La Polari

Libreta de Notas de una Barbie Terrorista Virtual, Madama de transgeneros digitales y agitadora avant-pop.

7.04.2009

Semiosis, mimesis y estrategias textuales: apuntes al canon gay



Crónica Marchita 2009

Ni marcha ni carnaval, un mero desfile de deslindes. Franka Polari

Semiosis, mimesis y estrategias textuales: apuntes al canon gay


Por Kitschia Duchamp



“El aforismo, la sentencia en que yo soy maestro y el primero entre los alemanes, son las formas de la “eternidad”; mi ambición es la de decir en diez frases lo que otro dice en un libro, lo que ningún otro dice en un libro”

Friedrich Nietzsche

La obra aforística de Franka Polari hay que ubicarla en un área ex/centrica del pensamiento lésbico-gay, es teoría torcida, sin anglicismo por delante. Tal como ella lo ha afirmado, “la teoría queer es a los estudios lésbico-gays, lo que Franka Polari es a la teoría queer”. Si bien para Deleuze los aforismos rompen la unidad lineal del saber, por su ambigüedad barroca precisan de una cura, de una interpretación casi en el sentido analítico, dicho de otra manera, de hacer hablar al síntoma. Aquí es donde se proclama una declaración curatorial, para acotar, connotar y anotar la polifonía de la voz de este personaje que al margen de la academia, tuerce la teoría, y casi en la orilla del activismo, retuerce las acciones.

No hubo marcha, no hubo carnaval, tan sólo un rompimiento de filas, un des/filamiento que debemos entender como un desbordamiento subjetivo, una diferenciación en la co/emergencia de subjetividades, una creación colectiva en el sentido de Bracha Ettinger: un momento co-poietico de los flujos est/éticos. Franka Polari, en su aforismo, afirma cómo el espacio matrixial, el filamento (πόρος) intersubjetivo se revela mucho más complejo que la malla ideológica que buscó en/filar la semiosis (σημείωσις) queer (la produccion de signos, sentidos, y connotaciones de las multitudes queer) hacia la (re)creacion de un texto: un "pronunciamiento político" discurrido por un nodo específico de la actual iconografía de las correlaciones de carne, saber y poder. Algunos podrían definir al nodo como la condensación de líneas de enunciación, visibilidad y poder; otros lo podrían describir como una serie de normas, acuerdos y procesos instituyentes, y algunos sólo dirían que es un conjunto de agentes, grupos e instituciones en homeostasis estratégica. Para visualizar la relación que un nodo emisor de un mensaje mantiene con un número limitado de nodos receptores, nudos de alteridad y semejanza, tendríamos que echar mano de conceptos de la teoría de grafos: el grado nodal, el volumen de lazos, los agujeros estructurales, las matrices adyacentes, los lazos orientados y el grado de intermediación, entre otros. Ya que lo personal es político y esta ecuación reversible, este no es el momento ni el lugar de trazar tal iconografía de las correlaciones.

Volvamos a la operación escriturante de la Nomenklatura, a la que bien podemos denominar como el sujeto de la com/posición política de un cierto canon gay. El "pronunciamiento político" es un texto de esencialismo estratégico, es isomórfico al flujo prostético del canon gay, ese je-ne-sais-quoi, ese tartamudeo del nombre propio, esa supuesta eufonía del vocablo lésbicogaytransgenerotransexualtrans (sic), estas letras dan cuenta de la inocente catacresis de dicho texto. Es preciso ahondar en estos vocablos: prosthesis (πρόσθεσις) y catachresis (κατάχρησις), adición y abuso, la adición de un fonema y el abuso de una figura retorica, estos describen a la perfección el abuso de la adición de nomenclatura a esa impropia prótesis que tiene por nombre "comunidad gay". Estos conceptos dan cuenta de la naturaleza inexacta, errónea e incompleta de los estilos, códigos, y gustos que emanan del Canon Gay, tales como "comunidad trans", "club leather" o "sororidad lésbica", metáforas inscritas en el corpus gay: en el cuerpo, en el lenguaje, en el espacio y en los dispositivos de carne, saber y poder.

El Canon Gay debe ser entendido en el sentido más puro del término: una lista arbitraria, un catálogo de normas, una regla de proporción que apunta al ideal y un modelo de características perfectas que adquiere la condición de categoría imperativa. Sin embargo, se le debe entender también como una modalidad de la trama intersubjetiva, es decir una composición de voces a contrapunto, con áreas de consonancia y disonancias. Igualmente este concepto coquetea con su sentido más eclesiástico: una decisión conciliar sobre un dogma y la colección de textos considerados sagrados (sin olvidar el guiño patriarcal del paternoster). Al igual que el canon literario, es una especificidad normativa de estilos y gustos, un discurrir semiótico, y una resignificación del texto que lo hace capaz de mantener un equilibrio entre su heteroglosia interna y su identidad unitaria. No hay que entender el Canon Gay en el sentido de Eve Kosofsky Sedgwick, es decir, como la deconstrucción afirmativa de un canon masculino hegemónico de coacción a través de la sujeción erótica siamesa: homoerotismo y homofobia. Igualmente, el imperativo est/ético de instituir la transversalidad de lo Lésbico-Gay en otros canones minoritarios no es la preocupación est/ética del proyecto aforístico/aporístico de Franka Polari .

La superficie intervenida visualmente por el des/pliegue de las multitudes queer y el espacio público torcido por la marcha del corpus gay, se (re)pliegan en la presencia un texto que aspira representar la axiología de la praxis activista: "El pronunciamiento político" pretende dar un orden simbólico al palimpsesto semiótico frente a él. Entre ambos hay una relación de tensión, afirmación y diferencia, una relación donde el continente es contenido y viceversa. Lo que se juega aquí son las definiciones del término canon al pie de la letra y a manera de metalepsis (Μετάληψις) . Por ejemplo, para entender la relación entre la Nomenklatura y la semiosis de las multitudes queer al momento de la enunciación del pronunciamiento político, es necesario desplazar, en su sentido metonímico, el concepto jurídico de canon hacia la noción lacaniana de goce, en su versión legal. Dice Lacan en la primer clase de su seminario XX: "El usufructo quiere decir que se puede gozar de sus medios, pero que no hay que despilfarrarlos. Cuando se tiene el usufructo de una herencia, se puede gozar de ella a condición de no usarla demasiado. Allí reside la esencia del derecho: repartir, distribuir, retribuir, lo que toca al goce". En ese sentido, la Ley de Impuesto sobre la Renta de No Residentes de España considera que “tienen la consideración de cánones o regalías las cantidades de cualquier clase pagadas por el uso, o la concesión de uso de: (…) Derechos personales susceptibles de cesión, tales como los derechos de imagen. (…)”. Didier Eribon considera que la praxis política y la movilización "son batallas en torno a la percepción del mundo", por ello la representación, los significados y las connotaciones son el campo de la praxis gay, todo lo demás es partidocracia: la Nomenklatura goza del corpus gay, ese discreto teratoma queer, pero su seducción est/ética y su demagógica unidad narcisista fallan, y sólo obtiene para sí la concesión de los derechos de imagen para dar su batalla en la percepción del mundo. Entonces, la semiosis de las multitudes queer se agota, el corpus gay se desconcentra tras prometerse para el próximo año un (re)encuentro de la carne y su fiesta, ese tiempo mítico y ominoso. Queda el rastro, lo susceptible de representar tal des/composición, un residuum, la ceniza y el polvo. He ahí el botín político de la Nomenklatura, he ahí el Canon Gay.

Al momento de la marcha del orgullo, la (re)presentación del "pronunciamiento político" ante el espacio público reterritorializado por la semiosis y la mimesis de las multitudes queer son un ejercicio ritualístico del Canon Gay. Por medio de una expresión cultural hibrida se empareja a la tradición que se desprende de la protesta política en la marcha conmemorativa del 2 de octubre de 1968, con la mímica de una celebración que conmemora las revueltas de Stonewall, aquella Zona Temporalmente Autónoma que emergió el 28 de Junio de 1969 en Nueva York. Así se revela la marcha del orgullo en México: A medio camino entre protesta y gay parade, una formación de compromiso que responde a la cultura mestiza de una nación en condiciones de capitalismo periférico. Franka Polari afirma contundentemente el fracaso de las dos dimensiones engarzadas a manera de teratoma: “Ni marcha ni carnaval”.

El gay parade es en sí el flujo de semiosis de las multitudes queer, su mascarada performática y su mimesis reterritorializada, sin embargo es para sí la encarnación del canon gay y la cesión de derechos de imagen a la Nomenklatura para renovar los cánones, para continuar usando la metáfora jurídica. La marcha es un velo y un pliegue, deseo y consumación, es un despliegue de Hymen en su sentido derridiano, una dimensión donde las diferencias son eliminadas y lo diferenciado destacado; un pliegue donde se resuelve la paradoja de representar la liberación sexual con el imaginario patriarcal; la trama y la tramoya de la mimesis, maniobras especulares y discursivas, donde el género, el poder y la diferencia sexual son (re)interpretados y (re)presentados con tonos paródicos y fársicos. En tanto estrategia performativa, enfatiza las ambigüedades y las ausencias del Otro, esta conducta mimética tuerce las representaciones identitarias y revierte la identificación opresiva al echar mano de la mascarada, el camuflaje y pantomima: esencialismo estratégico tal y como lo define Gayatri Spivak. Las multitudes queer marchan entre el histrionismo y la histeria, es decir, entre la disimulación afirmativa (el gesto reificado), y la simulación sintomática (el habla que dice de más). Las multitudes queer marchan alla maniera del otro, el ejercicio de pose difícil y exagerada de los amanierados. En esta dimensión manierista, no hay relación sexual, tan sólo un placer de simular, die lust an der Vorstellung, en el andamiaje de la ausencia, la repetición y la exageración.

La marcha no se limita al espacio urbano sino que recorre linderos de, los intersticios de los otros cánones gays, es decir, la diversidad de principios de elección (re)productores y estructurantes del consumo semiótico: Cortes múltiples del corpus gay que gozan al mirarse cada uno de sus pliegues y sus plisados. Un teratoma narcista. Ahí van los amanierados, es decir los sujetos que van marchando a la manera de otros: otras latitudes, otras máscaras, otros gestos, otro(s) sexo(s), otras contingencias, otras diferencias y otras imposibilidades. Aquí encontramos la co-emergencia y la disipación de una serie de yoes y no-yoes en un encuentro escoptofílico: la cámara como maquina deseante, la pose compartida como Ethos (ἦθος) y la fotografía como escritura nostálgica de un encuentro público y privado, studium y punctum, en su sentido barthiano. En este sentido vale la pena recordar la com/posición del canon gay y sus contrapuntos consonantes y disonantes estructurados por esta oposición de voces, es decir punctum contra punctum. Este encuentro est/ético en los pliegues del corpus gay sucede en linderos intersubjetivos, en umbrales rizomáticos de diferencia e identificación.

Esta marcha fue marcada por deslindes previos a ella, por parte de diversos nodos de la iconografía de correlaciones. Deslindar, si bien en una acepción significa "aclarar algo, de modo que no haya confusión en ello, también significa, atendiendo a su origen latino delimitare, "señalar y distinguir los términos de un lugar, provincia o heredad". Un deslinde no sólo es un desdicho, es tambien un innuendo, una patadita de costado, (re)producción subjetiva. Deslindar es asunto de lindar, una expresión de espacialidad, esa la fundación liminal que da posición al sujeto en la superficie del discurso y traza lineas de ruptura y fisura, espacios rizomaticos de alteridad. Deslindarse es hacerse converger a un límite, identificarse con no-yoes en los umbrales del discurso. Emergen entonces los sujetos co/lindantes, sujetos políticos en tanto hablantes capaces de actos perlocutorios e ilocutorios, con una relación diferenciada entre si respecto al Canon Gay: Otro estilo, Otra norma, Otra glosa. El deslinde efectúa un trazo en los discursos, suprime polifonías del canon y esboza los márgenes de la alteridad bajo las reglas del narcisismo de las pequeñas diferencias. Aquí existe una responsabilidad en el sentido bajtiano del término: Responder de sí. Una condición básica de una posición est/ética para la acogida del otro en la enunciación. En esta topología del discurso el sujeto tiende al límite, al umbral, es decir, a ese espacio matrixial donde los filamentos (πόρος) intersubjetivos se inflaman de la co-emergencia de posiciones est/éticas que en su reconocimiento especular crean un rizoma de estilos y gustos. Es una ósmosis estructurante, es un umbral, entendiendolo en su sentido de lindero. Por otra parte, Des/lindarse implica la ruptura de toda conectividad y continuidad, por insistir con la metáfora geométrica. Los nodos disminuyen los lazos de comunicación que los unen a otros, unos pocos nodos concentran los flujos y el sujeto se centra fuera de los límites. Este des/linde es la des/composición del canon, es decir, el silenciamiento de la voz de los otros, la ruptura de los filamentos (πόρος) de la trama intersubjetiva y la negación de las posibilidades creativas de la disonancia. Esta es la aporía (ἀπορία) de la que trata el aforismo lapolariano: ἀ (sin) y πόρος (paso), un impasse, la ausencia de filamentos, el pasaje extraviado o la jornada perdida.


Referencias

Bajtin, Mijail. “Arte y Responsabilidad”

Barthes, Roland. “La cámara lúcida”.

Beatriz, Preciado. "Multitudes queer!

Bey, Hakim. Zona “Temporalmente Autónoma”

Bourdieu, Pierre. “la metamorfosis de los gustos”

Buttler, Judith. “Cuerpos que importan”

Deleuze, Gilles. “Rizoma:una introducción”
Derrida, Jacques. "De la gramatología"

Eribon, Didier. "La cuestión gay"

Ettinger, Bracha “Copoiesis”. (http://www.ephemeraweb.org/journal/5-X/5-Xettinger.pdf)

Foucault, Michel. “El orden del discurso”.

Granovetter, Mark S. “La fuerza de los vínculos débiles”

Irigaray, Luce. “Espéculo de la otra mujer”.
Kosofsky Sedgwick, Eve. "Epistemología del closet".

Lacan Jaques. "Subversión del sujeto", Escritos I.

Lacan, Jacques. Seminario XX "Goce".

Nietzsche, Friedrich Wilhelm. “El Ocaso de los ídolos”.

Revuelta, Manuel. El concepto de canon en la jurisprudencia tributaria española.
(http://www.ief.es/Publicaciones/Revistas/Cuadernos/Volumen%2001_06/Volumen%2001_06/Colab_07_06.pdf)

Spivak, Gayatri. "Estudios de la subalternidad: Deconstruyendo la historiografía"

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1 Comentarios:

A la/s 8:53 a.m., Blogger Diana dijo...

Muy interesante texto, siempre me ha llamado la atención como los movimientos de "periferia" (con esa auto etiqueta) terminan inscribiendose en vicios tan terribles como el canon. Soy fans (síc) de la Queer Theory, y me parece curioso como en el "ambiente" pareciera que la mimesis es la regla de pertenencia.

En fin, se me ocurre mucho pero me quedo con tu texto. Un abrazo.

 

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