Los Renglones Torcidos de La Polari

Libreta de Notas de una Barbie Terrorista Virtual, Madama de transgeneros digitales y agitadora avant-pop.

8.06.2004

El aro de las almas (vuelve la telenovela bananera!)


La Reverenda Sasa reunió a todas en el interior de Chez La Violetera para rendir tributo a la Tía Pepa. Los funerales finalizaron, pero todas, encabezadas por Blaze Starr la cabeza sin mujer, inician el ritual: el aro de las almas o The Black glory hole
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Los rituales funerales frente al cuerpo holográfico proyectado por el funeralizador de Asswhorella Stardust habían terminado. The lady in the tutti-frutti hat limpiaba el lugar después de su número musical. Ella recogía cáscaras de bananas que habían quedado tiradas en todo el lugar. En la faena la ayudaban las fresas gigantes que eran sus coristas. Las muy masoquistas se ofrecían a los invitados... yo no pude resistir la tentación y les di un par de mordidas a su deliciosa carne psicodélica. Franka Polari estaba destrozada, y entonaba oraciones acompañada de María Master y Zag Zag Wanda. Ellas habían iniciado un rezo a tres: Zag Zag Wanda siempre llevaba su dildo de oración con ella, un magnífica pieza de marfil negro (imitación taiwanesa) que clavó en su culo, después se preparó con su cadena de castigo para atar a María Master, que completamente inmóvil empezó a recitar todos los nombres de las tribadisima trinidad. Mientras tanto, Franka Polari era castigada por los latigazos de Zag Zag Wanda. Blaze Starr participaba en la escena como mirona consagrada, siendo tan sólo una cabeza, su ojo era el esfínter gozador por excelencia.

Asswhorella Stardust, mientras tanto, me platicaba: “Lo que me duelen son los huecos. Pues después de todo quien llora la muerte ajena no hace más que llorar la propia. Llorar por todos esos agujeros que tenemos, que nos duelen, nos recuerda nuestra incompletud (que sólo la muerte ha de llenar), nos recuerda nuestros dolores hechos de dolorcitos, nuestro hueco hecho de huequitos, nuestra vacuidad llena de vacío. Este hoyo que deja su partida, tenemos que llenarlo con arrebatos, con despojos, con canciones, con sueños, con nombres, con ojos que no han visto la luna azul, con sexos esperando a florecer en semen, con la ingenuidad de las joteografas, con la vida que tambien se nos va a acabando, con nuestra muerte que ha de llegar también a estimular los huecos de otros tan vacios como nosotros.” Los ojos de Asswhorella se llenaban de un líquido plateado. “¿son tus lágrimas?, le pregunté. “Claro, son producidas por nanotecnología: no me corren el delineador, vienen en 12 diferentes colores, incluyen un humectante para mi piel y además un excelente fertilizador al caer en el suelo.

Las lágrimas plateadas de Asswhorella Stardust cayeron al suelo, se filtraron en la duela y entraron en el suelo. En ese momento Blaze Starr flotó cerca de nosotros y le susurró a Asswhorella unas palabras. Ambas empezaron a entonar un cántico: “¡¡Glory Hole!! ¡¡Recibela!! ¡¡Abrete hoyo!! ¡¡Óyeme hoyo!!”. Se abrió entonces un agujero en el cielo, negro y peludo. Coqueteaba con todas. Franka, María, The lady, todas estaban fascinadas por el velo de oscuridad en aquel agujero... Las palabras de la boca de Blaze Starr encarnaron, primeramente como trozos sanguinolentos que chorreaban el suelo y después como huesos, cartílago y órganos. Un remolino giraba frente a ellas. Las palabras de Asswhorella eran destellos, eran pura luz, que se unió al remolino sangrante que cuajó frente al agujero que habían abierto con su oración: Aquel era el cuerpo de la Tía Pepa envuelta en alambre de Puas de luz. Esos sí, con todo y lentes oscuros.

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